miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sueño, luego me graduo

Soy un ser racional por naturaleza, no se si debe a que estudié una carrera que nos enseña a ser así, o si por ser así terminé estudiando lo que estudié.

Por otro lado siempre he dicho que mi subconsciente es como un niño que no sabe disimular, es siempre directo y dice las cosas sin muchas sutilezas, si no fíjense en lo que me pasó hace muchos años cuando comencé mi carrera profesional.

Finalizando mis estudios universitarios entramos a hacer pasantías en una empresa de telecomunicaciones, se trataba de una empresa en pleno crecimiento y fuimos asignados para desarrollar un proyecto bastante ambicioso. A las pocas semanas nos contrataron, ya no como pasantes sino como empleados y al año de estar allí aun no habíamos culminado nuestro informe de pasantía (requisito necesario para graduarnos). Llevábamos varios meses de retraso en la entrega del informe cuando soñé que me encontraba, pala en mano, cavando un profundo agujero en la tierra, cavaba y sacaba tierra sin parar hasta que dí con algo: mi informe de pasantía, cubierto de tierra y bien enterrado, yo decía en el sueño que necesitaba sacarlo de ahí. ¿Verdad que no requiere explicación? Ese día me desperté sabiendo que mis obligaciones estudiantiles las estaba abandonando y me puse a trabajar hasta culminar, 6 semanas después, con la presentación del bendito informe final. Gracias a ese sueño terminé mi carrera, de lo contrario probablemente aun estaría sin culminar mi informe.

Por eso cada vez que sueño algo que creo interesante me levanto corriendo y lo anoto en mi agenda. Hace poco encontré varias de ellas que van desde el año 1998 hasta 2009. En todas hay escritos de sueños que he tenido y que he anotado para que no se me olviden. Disfruto de su lectura como quien ve un álbum de fotos, a veces me pregunto ¿pero cuando soñé yo eso? si no es porque reconozco mi propia letra diría que lo escribió otro.

He decidido transcribir esos escritos aquí tal cual como los anoté para que vean que no es mentira lo que digo acerca de mi subconsciente: ese niño tremendo que a veces, y con razón, me hala de la manga hasta hacerme comprender lo que conscientemente no quiero, diciendo insistentemente una y otra vez: "Maru, mira, mira, miraaa"