domingo, 13 de abril de 2008

Gandalf II

Continúo con mi drama sobre Gandalf y sus ataques de ira, y como algunos me han preguntado qué pasó con el caso aquí les dejo el post que les debía.

Después de meditar el asunto llegamos a varias hipótesis que podrían explicar que pasó en esos días:

1) Los ataques ocurrieron generalmente al medio día

2) En los momentos anteriores a los ataques insistía en pedir comida pero nadie le paraba pelota

3) En días anteriores el veterinario nos había recomendado que no le diéramos ningún tipo de proteína: cero pollito, cero carne y cero pescado (solíamos darle un poco a la hora del almuerzo) ya que con la proteína que tiene el pienso era suficiente “es más no le den ni si quiera enlatado, se negará a comer uno o dos días pero después se le pasará” (yo te aviso si se le iba a pasar)

Conclusiones:

1) El animal está hambriento, pero no lo suficiente como para no detestar la aburrida comida que insistimos en darle a diario

2) Los gatos son animales de costumbre, duermen a la misma hora, comen a la misma hora, juegan y van a la arena siempre a la misma hora, pero en cuanto a comida se refiere les gusta la variedad, se aburren fácilmente del mismo platillo día tras día. No aplica para todos pero al menos Gandalf es así.

¿Que cómo lo estamos manejando? pues nada, nos rendimos, hicimos exactamente lo que él quería:

*Volvieron las porciones de pescado, carne o pollo al menos una vez por semana (eso sí, mínimas)

*Despejé la jardinera y puse tierra nueva para que el animal lleve sol, respire aire fresco y se revuelque como las gallinas en la tierra tanto como quiera (vean la foto)


*Sembré semillas de hierba gatuna para variar la dieta y ayudar la digestión (la de los gatos claro)

*Juego con ellos todas las tardes después del trabajo (el juego de cazar y saltar es su favorito) así hace ejercicio y caza otra cosa distinta que no sean los pies de Juan

*Y finalmente conseguimos un arma poderosa de sugestión que funciona a las mil maravillas cuando vemos los primeros signos de ataque, hela aquí:


¡Sí, una pistola de agua! Odia el agua, es como rociar agua bendita sobre la muchachita de El Exorcista, además es mucho más efectivo que andar por la casa dando gritos y palmadas cada vez que se le sale el diablo.

Definitivamente 9000 años de convivencia juntos no es tiempo suficiente para decir que el hombre ha logrado domesticar al gato, sin embargo a Gandalf solo le bastaron 7 años para imponer su TODA su voluntad.

En fin, no es fácil convivir con él, sabemos que no será la ultima de las suyas y aun me siento muy nerviosa cuando mis suegros vienen, pero al menos parece un animal mas contento y hace varias semanas que no se convierte en Mr Hyde.

4 comentarios:

Susana Sussmann dijo...

Según el veterinario que les recomendó no darle tantas proteínas, ¿qué tiene de malo dársela?

Los gatos tienen una personalidad muy fuerte, pero a la vez son extremadamente sensibles a su entorno. El mío empezó a bajar de peso. Casi no comía. Lo llevé al veterinario, y estaba aparentemente sano. Por eso empecé a darle pescado todas las noches (poquito, porque si no, vomita) y eso le abrió el apetito. Mi teoría (que no la del veterinario, que parece importarle un bledo) es que empatizaba con nuestros problemas (el año pasado enfermaron y murieron mis dos padres y pasamos por una crisi económica y familiar muy difícil). Ahora es más feliz y come mucho, y ha recuperado peso.

Por otra parte, y con respecto a su agresividad: ¿No han pensado en algún desequilibrio hormonal? Porque el mío se puso terriblemente agresivo cuando empezó a marcar la casa y sólo se le quitó cuando lo castré. Tal vez...

Maru Aveledo dijo...

Según el veterinario el exceso de proteína les tumba el pelo (y vaya si se les cae, mi casa parece el lejano oeste, pero con motas de pelo dando vueltas por todos lados)

Con respecto al problema hormonal, no creo que tenga mucha testosterona porque lo castramos cuando tenía menos de un año, sin embargo él se cree el macho dominante de la casa. No me quiero ni imaginar cómo sería si no estuviera operado

Quisiera que hubiera mas psicologos de animales en este país..

Anónimo dijo...

El gato de una de mis mejores amigas la tenia agarrada conmigo. Al principio todo iba bien, se sentaba en mis piernas, se dejaba acariciar, no se metía conmigo. Pero de una día para el otro me empezó a odiar. Más de una vez me dejó sangrando con mordidas o rasguños. Cuando me sentaba en una silla comenzaba a “cazarme” desde atrás, se iba acercando lentamente, y cuando lo dejaba de mirar me atacaba. Llegó un punto wn que no podía ir a esa casa en shorts porque con seguridad salía con las piernas sangrando. Eventualmente lo tenían que encerrar en alguna habitación antes que yo entrara a la casa.

Erna Ehlert dijo...

Hola Mavele,

me encanta tu blog y me hace mucha gracia de la manera que escribes de tu gato.

Un saludo Erna