Hoy después de mucho posponerlo llevamos a Gandalf al veterinario y recordé porque habíamos dejado de hacerlo: el estado de nerviosismo en que entra y su manera de decir que no está de acuerdo con lo que le ocurre. Sus protestas van creciendo en intensidad a medida que nos alejamos de la casa y son algo parecido a un huaa, huaaaaa, huaaaaaggggghhh!!! que me ponen los nervios de punta.
Sin embargo no podíamos seguir retrasando esa visita, le apareció una bola cerca del cuello que había venido creciendo desde hace varios meses.
Afortunadamente, se trataba solo de un poporo lleno de líquido sin mayores consecuencias. En este momento se encuentra reposando de la traumatica experiencia, indignado de haber sido afeitado sin su permiso.
sábado, 8 de marzo de 2008
El poporo de Gandalf
Etiquetas:
gatos
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